sábado, 3 de mayo de 2014

El Anaznamal.(español)


 
 
Viernes. Una y media. Restaurante La Manzana. Centro de Bogotá.

Estoy de vuelta en el lugar de un texto escrito dos años atrás.

Impostura. Así se llamaba el texto en el cual sacaba frases sin sentido. Un largo inventario de líneas incomprensibles, mezcla de expresiones y proverbios conocidos donde  sustituía una palabra por otra. Incluso interpelaba al lector, segura de que no lograría seguirme en el delirio. Como de costumbre, había escrito todo de un solo chorro,  en el mantel de papel,  esperando mi almuerzo.

En esa época, estaba dando vueltas por el Anaznamal .

El traductor de mi texto había pasado días tratando de encontrar una palabra equivalente. En vano. Por supuesto, se  me olvidó avisarle. Después le presenté mis disculpas por el esfuerzo que había hecho y el tiempo que había perdido en la investigación lingüística.

El pobre hombre no podía saber que Anaznamal era un anagrama de la palabra " la manzana “, el mismo restaurante en el que escribo ahora. Este nombre está escrito en la ventana por fuera. Pero desde adentro, por efecto de espejo, leí Anaznamal.


Esta palabra se ofreció a mí. Vibró en mi imaginación y entró enseguida en adecuación con lo que podía sentir en ese tiempo T de mi historia.

Desde entonces, esa palabra tiene un significado.

El Anaznamal es un lugar frío donde se consume nuestra soledad.

Es un lugar blanco donde nos perdemos, después de ser brutalmente abandonados por el amor.

Es un lugar hueco, mineral, donde no crece nada, ni siquiera el liquen.

Es un lugar donde gritamos nuestra rabia, pero el eco, ausente, no responde.


Es un lugar despoblado. Podemos caminar horas y nunca cruzarnos con nadie.




Es un lugar donde las lágrimas son instantáneamente absorbidas por el suelo. No hay compasión. Todo es neutral y sin prejuicios. Allá, no se encuentra un hombro que consuele, ni brazos acogedores, ni sonrisas tiernas.

Es un lugar donde ninguna criatura  lo puede alcanzar. Usted puede tratar de darle una cita a un amigo que vive la misma situación. Cree que será más fácil de soportar si alguien lo acompaña. Pero no. A la hora establecida, ese amigo no lo va a encontrar porque el Anaznamal es un lugar personal donde las reuniones son imposibles. Cada individuo arrastra sus zapatillas en este perímetro congelado que es suyo y de nadie más.

Este es el lugar del entre dos, ¿pero entre qué y qué?, me preguntará usted. Bueno, está ubicado  entre el "hogar dulce hogar " de la vida en pareja y el pasillo agitado de la estación del celibato.

Es un lugar donde todo queda en suspensión. No hay arriba, ni abajo, ni  derecha, ni izquierda. Usted flota solo, en este frasco de pepinillos sin pepinillos. No sabemos por cuánto tiempo. De dos días a dos años.

Si los síntomas persisten, consulte a un médico. Una estadía larga en esta tierra de nadie puede dañar irreversiblemente la personalidad. Es el pathos que se anuncia a paso lento. Así que, precaución.

Han pasado ya dos años. Hoy me siento lejos del Anaznamal.


Recorrí cada uno de sus pliegues, vacíos de cualquier calor humano.

De este lugar fantasmagórico, solo me queda una sensación discreta y esponjosa, que no procura rencor ni amargura.

Fue la antesala de mis sentimientos. La ira, el odio, la tristeza, la desesperación se golpeaban la cabeza contra las paredes.
Sus gritos fueron tragados en el mismo instante por el espesor de la pared.

No traspasaron. Desde el exterior, nadie pudo darse cuenta.

El Anaznamal es un matafuego, una caja fuerte, una trampa de pasiones.

Me alejé lentamente y, de hecho, por suerte se ocultaran estas huellas en mi piel.

¿Cuándo será el próximo viaje a estas tierras áridas? Mañana obviamente no. Tal vez pronto...

Me siento de nuevo lista para palpitar por un ser querido.

Deposito una vez más todo mi corazón en la tabla de cortar y veo brillar el filo del cuchillo antes de que caiga.


 Traducción Nadia Ríos.