jueves, 10 de diciembre de 2015

El cuaderno vietnamita.13.


Necesitaba un abrazo entonces me puse el saco de mi mama. Pepitas y mallas de todos los colores. Tejó destejiendo otros sacos. Ella reciclaba lana, yo reciclo textos. Sin cesar, entrelazo el arte y la vida cotidiana, enredo lo público y lo íntimo. Sagradamente.
Sentí sus manos sobre mi cuerpo todo el día. Me acompaño cada hora.
Mi mama me regalo todo cuando no teníamos nada.
Vuelvo al computador para transcribir.
13 de julio. Casa de los Red Dzao. Ta Phin.
Cenamos. Estoy lost in translation. Hablan, hablan, observo el movimiento de las bocas, la seriedad de la cejas. Detallo los bordados de la ropa, los botones se suben y bajan con la respiración, los aretes centellan con la luz, las uñas de los pies se mueven en las sandalias de plástico, mi mente se va volando. No entiendo nada, como cuando era niña y no entendía nada de las conversaciones de los adultos. Entonces persigo las gallinas, regalo follajes a los marranos, encierro una araña en una caja y miro como se las arregla, tomo té afuera y hago señas a los que bajan las cajas del camión.
Por la tarde, en el pueblo, vi una cobija de terciopelo rojo con flores colgada del techo en una tienda. Igual a la cobija de la llave. Me paralicé. Decimotercer día de viaje. Veinte mil kilómetros. Sensación de haber recorrido medio mundo sin saber a dónde iba, en tal solo un instante, sensación de haber encontrado lo que venía buscando. Este gran rectángulo rojo floreado. Regresé al mundo amniótico. Mi piel ya no era una frontera. Yo pertenecía al mundo y el mundo estaba dentro de mí. Decidí sentarme en frente. Tomé fotos de todo lo que el zoom pudo alcanzar. Yo era un intruso en el panorama cotidiano de la gente. Me echaban un ojazo cuando pasaban en moto. Otros - ensimismamientos - ni me veían. Dos abuelas querían que yo le sacara su retrato y como madrinas se inclinaron sobre mi cuna. Una niña me rodeaba, y de círculos en círculos de gata curiosa, se acercó.
Cuarenta y cinco minutos de gracia. Epifanía asiática.
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Los Red Dzao se fueron a dormir apenas los platos fueron retirados. Me siento al borde del camino y lanzo piedritas a lo lejos. Fumo un cigarrillo Tháng Long, un pulmón carbonizado ilustra la cajita.  
Un señor pasa.
-Xin Chào.
-Xin Chào.
Contemplo la luna, la misma para todo el mundo.
 

 
 
 
 
 
 

 





 

 
 
 
 


 

martes, 8 de diciembre de 2015

El cuaderno vietnamita.12.


 
Lunch. 13 de julio. Montañas de Sapa.

Je te tiens, tu me tiens par la barbichette. Le premier qui rira aura une tapette.
La gente me duele. No sé si yo causa tanto dolor a la gente como ellos me causan dolor.

¿Por qué uno tras otro desaparecen sin despedirse como mi hermano desapareció el 20 de diciembre? Acepto que se larguen, acepto su libertad.Pero que avisen.
La desaparición me tuerce el estómago.
Cuando me despertaba por la mañana, abría los ojos y la pregunta emergía de inmediato: ¿Será que hoy mi hermano va a aparecer? Dos meses lo esperé, inventando las hipótesis las más incongruentes. Hasta que encontramos su cadáver. Día de fiesta. ¡Estaba de regreso! Es el día siguiente que asimilé que estábamos reunidos pero no íbamos a estar reunidos.

“La lastima por sí misma y la acusación de los demás son los dos grandes motores de las neurosis “Paul Diel. Boca cerrada entonces. No me quejo, no culpo a nadie. Me sirvo una cuchara de miel y degluto para tragar mi resentimiento.....Ya. Pasó.

Estoy sentada sobre la banquita de la casa de una familia Viet.

La sopa ha llegado. Los tres niños me invaden. Se suben, se bajan, brincan. Parece una nube de saltamontes. Los tres quieren mirar mi escritura, mis dibujitos. Les pego mis stickers Batman sobre los brazos. Se pelean para obtener el más grande, el más bonito, lo pego en la página de mi cuaderno. Asunto cerrado. Es para mí.

El padre construye un nuevo canalón para los cerdos. Me explica cómo funciona y me muestra los trece marranos amontonados y roncando en la cabañita al lado. Converso con Mù de matrimonio. Tiene envidia al mundo moderno, como ella lo llama, porque no puede divorciar, le costaría mucho dinero volverse a casar. Trato de explicarle que el cambio de marido tiene un costo energético alto en mi mundo también.

Cuando me toma una foto, descubro su mano atrofiada. Siempre la esconde debajo de la otra. Me pregunto si es una séquela de los setenta y seis millones de litros del Agente Naranja que fueron vertidos por Estados Unidos sobre las tierras agrarias durante la guerra. Este defoliante y herbicida potente se utilizó para privar a la guerrilla de cubierta donde protegerse e impedir el suministro de alimentos.

In Mute.

Hora de caminar.

 

 

 

 

El cuaderno vietnamita.11.


Breakfast 13 de julio. Sapa Town.

Hoy, le presentamos en exclusividad la pequeña historia de l’arroseur arrosé o de la ladrona robada.
Encontré ayer en el armario del hotel una magnifica chaqueta Nike. A mis medidas. Perfecta contra el tan famoso sereno. Reversible. Gris negra. Negra gris. Me contemplaba en el espejo. Narcisa.
Alisté la ropa para lavar, puse mi nueva prenda en el fondo de la bolsa. Olía a vulpes zerda.
Cuando me entregaron la ropa limpia esta mañana, la chaqueta había desaparecido.
Una sonrisita se desdibujo sobre mi rostro y le hice un guiño de ojo al muchacho: Tesoros mal adquiridos no aprovechan.
En mi caso, ni cinco minutos.
Sin lamentos. No era para mí.
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El café sabe a petróleo. Como todos los días. Hoy, es más difícil tragarlo.
Balanceo de ilusión a desilusión, de sueños a pesadillas, un pastel mil hojas de un espesor inconmensurable. Y sigo repitiendo la misma receta, años tras años, crema, costra, crema, costra, crema, costra.
Una prueba de amor, y revoloteo por los cirrostratos. Un silencio, y me revuelco en el fango.
De repente, entre los videos de gatos y los selfies de las amigas costeñas en playa, la voz del Diablo se eleva. Poderosa, me susurra al oído:

“Por temblor y por amor:
Sagrados estremecimientos de eternidad
Derriben los muros, consuman las fronteras
Y permitan a los que se aman volver a darse cita en el abrazo.”
(suspiro)




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 





 

 

 

 

 

El cuaderno vietnamita.10.



Sábado 11 de julio. Tavan.
 
Por la noche, en la casa de madera, los insectos giran, locos, alrededor de los neones.
Sobre la cobija de terciopelo rojo con flores, vierto mi neceser y mi cartuchera de las “cosas importantes”.  Aquí en medio de mis implementos de aseo, descubro una llave que no me pertenece. ¿Cuál puerta abre? ¿Es una nueva citación de Lewis Caroll que interfiere en mi relato?  ¿O será la llave mágica de los cuentos que abre la cerradura de la cámara secreta, la que permite abrir el cofre de oro, la que nos ofrece la solución amistosa. El masculino penetra el femenino y el acto sexual lo resuelve todo, refresca los espíritus, pone los contadores en cero, desarma después del conflicto?
Un relámpago y me acuerdo: es la llave de la puerta de mi cuarto en el hotel podrido de cuatro dólares por noche en Hanói.  Al amanecer, salía corriendo y no la entregué. El recepcionista querido no me la pidió, él estaba todo ocupado a despedirse de la mano en el andén mientras me subía detrás de un mototaxi. Bbbrrrrr y me fui a todas, mochila al hombro, colita al viento…
Significa que quiero volver, entonces volveré. Como sea, horas de bus me tocará y centenas de kilómetros, no importa. Se la llevaré.
¿Por qué este lugar fue importante? Porque lo encontré cuando tarde no tenía cama en Hanói, porque es un edificio alto y delgado, así no se paga tantos impuestos, porque debía agacharme para no pegarme la cabeza al techo, porque mi cuerpo se torcía mientras subía por las diminutas escaleras en caracol, porque el recepcionista me prestó su computador, unas horas antes el Diablo había aparecido entre las metáforas del libro, en el bus, y cuando me conecté estaba ahí preguntando por mí. 
-         Viajera, estás en orbitas lejanas. Anoche vi pasar tus ojos por mi ventana.

-         ¡Diablo, me bañe con los búfalos! Y que dulzura la sangre que corría por mis venas. Me gustaría apretar tus manos entre las mías.
 
-         Anhelo.
 
Este hotel era el pórtico que unía los antípodas.
 
Escribo, escribo, pienso, pienso, me siento segura pero ¿ustedes del otro lado del planeta que sienten? ¿Y será que dentro de tres, cuatro días pierdo pie y me hundo en el mar de las incertidumbres otra vez? ¿O será que ya haciendo esa pregunta estoy nadando a la superficie de sus aguas turbias? Tantas interrogaciones por un solo ser. O como cansar un lector con tantos signos de interrogaciones.
De regreso a Bogotá, encontré en mis archivos una pintura que había realizado a los seis años. Un asiático cargando bambús. Fantasías de  los mundos extranjeros ya presentes en una mente inmadura. Detalles que revuelven mis entrañas.
 
-¿Por qué quiere consultar, Señorita?, pregunta inicial habitual.
-No quiero contar más mis historias, Doctor.
 
Y después de pasar diez años acostada sobre el sofá de Lacan, me reconozco tanto en mi síntoma que pongo en escena mis anécdotas para que desfilen como Miss Universo sobre la alfombra roja. Auto ironía.
¿Y sobre qué tema escribes? Me preguntan siempre. Escribo auto ficción. Suena muy egocéntrico, quizás,  pero no puedo escoger mejor guion que la historia de mi vida porque le conozco todos los detalles. Cualquier vida supera la mejor película de Hollywood pero perdería mucho tiempo en investigaciones e entrevistas intentando contar la vida de otra persona. Además nunca alcanzaría a recorrer todos sus rincones como lo puedo hacer con la mía. Así que decidí ilustrar mi propia existencia de hormigua. Punto.
A la frontera con China, me sentía en casa, ningún sentimiento de lejanía. Cuando regresé a Bogotá, sentí el peso de los kilómetros recorridos: je reviens de loin, vuelvo de lejos. Como cuando uno vuelva a la vida. Ni tanto por lo peligroso, sino por la larga trayectoria de vida y el acumulo de experiencias. Me da vértigo.
Acepto los movimientos de balanceo, acepto ganarlo y perderlo todo. Incluso perder el hombre que amé, amo, amaré, incluso perder el lector. Aunque nunca sea mi objetivo. No quiero ser un agente repulsivo para un ser querido ni un poeta hermético para un público.  Pero es más fuerte que yo: mi escritura no es una empresa de seducción sino de sinceridad. Si yo no me estafo a mí mismo, no estafaré a los demás.
 
No acepto sentirme cómoda en una vida estrecha. Prefiero guardar la facilidad para después de la muerte cuando, pulverizada en miles de pedacitos antracitas, volaré por el aire.
 
De párrafos en párrafos, saltando de una idea a otra, sin prestar atención a la lógica, la narración avanza.
Viajes y textos se escriben ellos mismos.
 



 



 
 
 

martes, 10 de noviembre de 2015

45 (Ta Phin, Vietnam) versión español


 

In medias res


Percepción
Un día de caminata. Verde brillante. Paisajes grandiosos. Calor húmedo. Montañas esculpidas por los hombres. Arrozales en terrazas. El cuerpo se escurre. Al fin del camino, un pueblo: Ta Phin. Vietnam del Norte, cerca de la frontera con China. Bajar la calle. Ver una cobija de terciopelo rojo con flores colgada del techo en una tienda. Acercarse.

Unos días antes, sobre una cobija idéntica a esa, en medio de mis implementos de aseo, descubrí una llave. Una llave que abría la puerta de una habitación en un hotel de cuatro dólares por noche en Hanói.


Acción
Decisión 1. Tomar una foto de la cobija. Decimotercer día de viaje. 20 000 km. Sensación de haber recorrido medio mundo sin saber a dónde iba, y en tan solo un instante, sensación de haber encontrado lo que venía buscando. Este gran rectángulo rojo floreado. Imagen en pausa. Imágenes de la pausa.
Decisión 2. Inmovilizarse frente a la tienda y tomar fotos de todo lo que el zoom alcanzaría y de todo lo que vendría a mí.


Transmisión
La visión de una simple cobija provoca una acción (en este caso, la inacción) y yo confío en el potencial creativo de esta acción para generar imágenes. De ello se desprende una explosión de símbolos y conexiones que enriquecerá una mitología personal. Los motociclistas que me echan una mirada al pasar, los niños que se acercan, el pájaro enjaulado, la carne que se corta, los paraguas que se abren y se cierran, la basura que desborda, los zapatos cubiertos de polvo asumirán nuevos significados para satisfacer un deseo que no puede ser saciado.
Sin cesar, entrelazo el arte y la vida cotidiana, enredo lo público y lo íntimo.

Sagradamente.

Fab.LeB.01.11.2015.Bogotá.
 
 
*  Exposición de fotografías del 24 de noviembre al 15 de diciembre 2015. A6Manos. Calle 22#8-60.
 

45 (Ta Phin, Vietnam)


 
In medias res  


Perception
Une journée de marche. Verte éclatante. Paysages grandioses. Chaleur moite. Montagnes sculptées par les hommes. Rizières en terrasses. Le corps ruisselle. Au bout du chemin, un village : Ta Phin. Nord Vietnam près de la frontière chinoise. Descendre la rue. Apercevoir une couverture de velours rouge à fleurs accrochée à la devanture d’une épicerie. S’approcher.
Quelques jours auparavant sur une couverture identique à celle-ci, au milieu de mes affaires de toilettes, j’ai découvert une clé. Une clé qui ouvrait la porte d’une chambre dans un hôtel à quatre dollars la nuit à Hanoï.


Action
Décision 1. Prendre en photo la couverture. Treizième jour de voyage. 20 000 km. Sensation d’avoir parcouru la moitié du globe sans savoir où j’allais et puis, à cet instant, sensation d’avoir trouvé ce que j’étais venue chercher. Ce grand rectangle rouge fleuri. Arrêt sur image. Images de l’arrêt.

Décision 2. S’immobiliser en face de l’épicerie et prendre en photo tout ce que le zoom atteindra et tout ce qui viendra à moi.


Transmission
La vue d’une simple couverture déclenche une action (dans ce cas, une inaction) et je compte sur le potentiel créateur de cette action pour générer des images. Il s’ensuit un déchaînement de symboles et de connexions qui va enrichir une mythologie personnelle. Les motocyclistes qui me lancent un regard au passage, les enfants qui s’approchent, l’oiseau en cage, la viande qu’on découpe, les parapluies qui s’ouvrent et se ferment, les poubelles qui débordent, les chaussures couvertes de poussière vont revêtir de nouvelles significations pour assouvir un désir qui ne peut l’être.

Sans cesse, j’entrelace l’art et le quotidien, j’enchevêtre ce qui est public et ce qui est intime.

Sacrément.

Fab.LeB.01.11.2015.Bogotá.
*  Exposition de photographies  du 24 novembre au 15 décembre. A6Manos. Calle 22#8-60.

martes, 27 de octubre de 2015

Soltera.


Sentada con las piernas cruzadas en el sofá, tomo tres cervezas mientras escucho la canción Con las piernas cruzadas en el sofá. Pero no tiro migas de Savane. Aquí no hay Savane y mucho menos Papy Brossard.

Se me caen un poco las cenizas en el piso. Finalmente, es lo mismo: las migas, las cenizas...
- Usted destituye a los hombres.
- ¿De su poder?
- de su deseo, como mínimo.

No reclamo nada a nadie y, a cambio, no rindo cuentas a nadie. Soltera,  es libertario, podría subrayar el especialista. Entre dos mmmh y tres silencios, la libreta sobre las rodillas.

Los continentes son desiertos. Es la tundra a los 360 ​​grados. En América, en Europa, en Asia... Soy Uno en medio del vacío.

Sin embargo estoy enamorada. Mi corazón tiembla. ¿Por quién? Por Nadie. Por el gran Ausente. Aquel que el portero nunca anunciará.
- Aló Señorita, de parte de Nadie.
- Claro que sí. Que suba. Lo esperaba. Desde mi nacimiento.
No me canso de extrañarlo.
Estoy enamorado del ojo que imagino mirándome. Impreso justo allí, delante de mí, en el ángulo recto formado por las líneas de la pared y el techo. Él me observa, enfoca en plano picado en dirección del sofá.

Un ojo reconfortante que me sigue por todas partes, constantemente. Un ojo que quiere decir, pero no dice. Un ojo que gritaría su alegría si tuviera una boca "¡Qué chica tan hermosa! ¡Uy sí, de verdad, qué chica tan hermosa! Te venero. Me enervas. Sigamos juntos».


Un apartamento, las paredes pintadas de blanco. La vida pintada de blanco, puse a cero el taxímetro. Me deshice del marido demasiado pesado. Solo queda el núcleo duro. Bañada por una luz árida, animada por esta habitual rabia de vivir, cohabito con el cíclope. En todo momento. Lleva todos los nombres posibles. Intercambiables. Novio, extranjero, amante, hipócrita, papá, amigo, desconocido, hermano, cobarde, polvo de una noche, compañero, traidor, esposo.


Una ida y vuelta a la ventana y otra canción.
No, el portero no timbrará. Es domingo por la noche, y además estoy soltera. Bajo el cielo raso de madera, me arrollo en la cobija con mi ojo desnudo, fiel admirador, amante apasionado sin estorbar. Su frialdad perpetua calienta mis muslos.

En mi apartamento donde todo se puede escribir, doy sorbitos.
Tomo nota de mis recuerdos, mis convulsiones, mis desbordamientos en decenas de cuadernos. En cada página, arrojo pequeños ovarios rojos.
Luego, vuelvo a leer para estudiarlos mejor. Siguen estremeciéndose, pero ya no están hirviendo dentro de mí.
Ahora, tengo ganas de exhibirlos.
Quiero que otros los descubran, que algunos incluso los adopten para que perduren, para que viajen, para que vibren en sus cuerpos. Mucho tiempo. En otros lugares. Dispersos.

Revelar para conservar pero mantener a distancia.

Poner en un plato servido su mundo interior implica obviamente un riesgo.

Así que abro el paquete de cigarrillos y redacto un anuncio al reverso del papel aluminio:

Se busca lectores asiduos
dispuestos a albergar durante un período indeterminado
pequeños y grandes recuerdos color ovario rojo.
Sin seriedad abstenerse.
Tel 313 205 09 61.
Llamar después de las 9 pm.


Versión original, octubre de 2004.
Versión blog 1, marzo de 2013.


Célibataire.v2.


 
Assise en tailleur sur le canapé, je bois trois bières en écoutant la chanson  En tailleur sur le canapé.  Mais je ne fais pas de miettes de Savane. Ici, il n’y a pas de Savane et encore moins de Papy Brossard.

Je fais tomber un peu mes cendres sur le parquet. Finalement c’est pareil: les miettes, les cendres…

- Vous destituez les hommes.
- de leur pouvoir ?
- de leur désir, tout au moins.

Je ne réclame rien à personne et en contrepartie, je ne rends de compte à personne. Célibataire, c’est libertaire, pourrait souligner le spécialiste. Entre deux mmmh et trois silences, le bloc-notes posé sur ses genoux croisés.

Les continents sont déserts. C’est la toundra à 360 degrés. En Amérique, en Europe, en Asie… Je suis Un au milieu du vide.

Pourtant je suis amoureuse. Mon cœur tremblote. Pour qui ? Pour Personne. Pour le grand Absent. Celui que le portier n’annoncera jamais.
- Allô Mademoiselle, c’est de la part de Personne.
- Mais oui, bien sûr, faites-le monter. Je l’attendais. Depuis ma naissance.
No me canso de extrañarlo.

Je suis amoureuse de l’œil que j’imagine me regarder. Imprimé juste là, en face de moi, sur l’angle droit formé par les droites du mur et du plafond. Il m’observe, il cadre en plongée vers le canapé.

Un œil rassurant qui me suit partout, continûment. Un œil qui a envie dire mais qui ne dit pas. Un œil qui crierait sa joie s’il avait une bouche « Quelle belle fille ! Oh oui, vraiment, quelle belle fille ! Je te vénère. Tu m’énerves. Continuons ensemble.»

Un appartement, les murs repeints en blanc. La vie repeinte en blanc, j’ai remis le taximètre à zéro. Je me suis débarrassée du mari trop lourd.
Il ne reste plus que le noyau dur. Baignée de lumière aride, animée par cette habituelle rage de vivre, je cohabite avec le cyclope. À toute heure. Il porte tous les noms possibles. Interchangeables. Fiancé, étranger, amant, hypocrite, papa, ami, inconnu, frère, lâche, coup d’un soir, compagnon, traître, époux.

Un aller et retour à la fenêtre et une autre chanson.

Non, le portier ne sonnera pas. C’est dimanche soir, et puis je suis célibataire. Sous le plafond en lambris, je m’emmaillote dans la couverture avec mon œil tout nu, admirateur fidèle, amoureux éperdu non encombrant. Sa froideur perpétuelle me réchauffe les cuisses.

Dans mon appartement où tout peut s’écrire, je sirote.

Je note mes souvenirs, mes convulsions, mes débordements dans des dizaines de cahiers. Sur chaque page, je dégorge des petits ovaires tout rouges.
Ensuite, je relis pour mieux les étudier. Ils continuent de frémir mais ils ne sont plus en train de bouillir à l’intérieur de moi-même.

Maintenant, j’ai envie de les exhiber.
Je veux que d’autres les découvrent, que certains même les adoptent pour qu’ils perdurent, pour qu’ils voyagent, pour qu’ils vibrent dans leurs corps. Longtemps. Ailleurs. Dispersés.

Divulguer pour conserver mais maintenir à distance.

Donner en pâture son monde intérieur comporte bien évidemment des risques.

Alors, j’ouvre le paquet de cigarettes et je rédige une petite annonce au verso du papier aluminium:


Recherche lecteurs assidus
disposés à héberger pour une période indéterminé
petits et grands  souvenirs couleur rouge ovaire.
Pas sérieux s’abstenir.
Tél 313 205 09 61.
Appeler après 21h.

 
Version originale, octobre 2004.
Version blog 1, mars 2013.

jueves, 22 de octubre de 2015

Día de Todos los Santos.



El día de Todos los Santos, todo se calla.

Frente a mí se levanta un altar.
Sobre un baúl de viaje, velas, incienso, piedras, una semilla, el silencio, fotografías, una planta que se abre el día y se cierra por la noche, los arcanos del tarot, una espiral. Los muertos son ahora nombres que he escrito en papel de seda plegado en siete.
No son nada. Realmente nada.

Los muertos ya no son, sin duda.

Pero, soy la energía de los muertos. Mis glóbulos rojos, mis glóbulos blancos, mi linfa, y todo lo que han perdido, todo lo que se convirtió en humo, hoy en día se mezclan  para circular por mis venas.

A finales de noviembre, la tormenta de nieve blanqueaba el campo. El frío mordía las uñas. Arriba del acantilado, lancé las cenizas de mi hermano con todas mis fuerzas en el vacío. Repentina ráfaga de viento. Las pequeñas partículas antracita dieron la vuelta y vinieron a azotar mi rostro. Estaba cubierta. Mi hermano pegado en mis pestañas, mi hermano en mi pelo, en mis oídos, mi hermano sobre mis mejillas, sobre mi frente, sobre mi bufanda, sobre mi chaqueta.
Pasé mi lengua sobre mis labios. Mi hermano en mi boca.


Forjé la idea de que estoy encadenado a los muertos y ellos me muestran con su dedo seco el cronometro lanzado, la cuenta atrás en marcha. Así que siempre más allá, siempre más rápido, pero siempre ahí, nado contra la corriente. Yo soy la pobre polla de agua perdida en el torbellino de una inundación. La lluvia sigue cayendo. Sé que al final del día, voy a ser tragada por las olas.
Y, sin embargo, pedaleo sobre la cresta.
Me persuadí que me habían suplicado que yo correrá. Cuando otros se relajan, cuando otros caminan, me precipito. Nadie me puede seguir, ni alcanzarme, ni atraparme. Redoblo los esfuerzos. Viajo por el mundo a toda velocidad, el grillete de los muertos colgado a los pies.

Pronuncié promesas sobre los ataúdes. Deben cumplirse. Tengo una sola palabra. Voy a ser tus ojos, voy a ser tus brazos, voy a ser tus piernas, para ti que ya no tiene cuerpo.


¿Pero los muertos me preguntaron realmente algo? No. Nada. En ningún momento. Ellos ni siquiera saben que vivo bajo su diktat.
Puse palabras en su boca muerta, anhelos en su cabeza muerta, deseos en sus entrañas muertas.
Palabras, anhelos, deseos que nunca han existido.
Yo inventé todo.
Como siempre.
Soy una tejedora de historias, una proletaria del melodrama.

Me ahogo debajo de la almohada de la repetición y de la enumeración.

Este año, yo siego.
Renuncio. Cancelo los contratos.

Así que tomo entre mis dedos cada papel doblado. Leo el nombre escrito en el interior, articulo cada sílaba lentamente, prendo el mechero y enciendo. Pequeñas llamas de colores lamen las letras. Los desaparecidos desaparecen de nuevo.

Exulto:
¡Váyanse en paz, los muertos! ¡Que sean benditos, que sean lo que quieran, pero que se vayan por otra parte! Para que, por fin, yo pueda descansar.
De hecho, no me atrevía a decírselo, pero ¡QUE SE VAYAN A FOLLAR!

Sentado frente a mi altar, estoy sacudida por una risa de ultratumba
...satisfecha hasta mañana.


Soy la lupa que se fija en los detalles.
Y lo que sea que escriba, siempre escribo más de lo que quería escribir al principio.

Y el día de Todos los Santos, todo se sabe.



Versión original, noviembre de 2004.
Blog Versión 1, noviembre de 2012.

Toussaint.v2.


 
A la Toussaint, tout se tait.


Devant moi se dresse un autel.
Sur une malle de voyage, des bougies, de l’encens, des cailloux, une graine, le silence, des photographies, une plante qui s’ouvre le jour et se ferme la nuit, les arcanes du tarot, une spirale. Les morts sont maintenant des noms que j’ai écrits sur des papiers de soie pliés en sept.
Ils ne sont rien. Vraiment plus rien.

Les morts ne sont plus, certes.

Mais, je suis l’énergie des morts. Mes globules rouges, mes globules blancs, ma lymphe, et tout ce qu’ils ont perdu, tout ce qui est parti en fumée se mélangent pour circuler aujourd’hui dans mes veines.

Fin novembre, la tempête de neige blanchissait la campagne. Le froid mordait les ongles. Au-dessus de la falaise, j’ai lancé les cendres de mon frère de toutes mes forces au-dessus du vide. Bourrasque de vent soudaine. Les minuscules particules anthracite ont fait demi-tour et sont venues cingler mon visage. J’étais recouverte. Mon frère collé dans mes cils, mon frère dans mes cheveux, dans mes oreilles, mon frère sur mes joues, sur mon front, sur mon écharpe, sur ma veste.
J’ai passé ma langue sur mes lèvres. Mon frère dans ma bouche.

Je me suis forgée l’idée que je suis enchaînée aux morts et qu’ils me montrent de leur doigt sec le chronomètre lancé, le compte à rebours déclenché. Alors toujours plus loin, toujours plus vite, mais toujours sur place, je nage à contre-courant. Je suis la pauvre petite poule d’eau larguée dans la tourmente d’une crue. La pluie ne cesse de tomber. Je sais qu’à la fin de la journée, je serai engloutie par les flots.
Et malgré tout, je pédale sur la vague.
Je suis persuadée qu’ils m’ont supplié de courir. Lorsque les autres se détendent, lorsque les autres marchent, je me précipite. Personne ne peut me suivre, ni me rattraper, ni m’attraper. Je redouble d’efforts. Je parcours le monde à toute vitesse, le boulet des morts accroché aux pieds.

J’ai prononcé des promesses sur les cercueils. Elles doivent être tenues. Je n’ai qu’une parole. Je serai tes yeux, je serai tes bras, je serai tes jambes, pour toi qui n’en a plus.

Mais les morts m’ont-ils vraiment demandé quelque chose? Non. Rien. À aucun moment. Ils ne savent même pas que je vis sous leur diktat.
J’ai mis des paroles dans leur bouche morte, des souhaits dans leur tête morte, des désirs dans leurs entrailles mortes.
Paroles, souhaits, désirs qui n’ont jamais existé.
J’ai tout inventé.
Comme toujours.
Je suis une brodeuse d’histoires, une prolétaire du mélodrame.

J’étouffe sous l´oreiller de la répétition et de l’énumération.

Cette année, je tranche.
Je démissionne. Je résilie les contrats.

Alors je prends entre mes doigts chaque papier plié. Je lis le nom écrit à l’intérieur, articule lentement chaque syllabe, allume le briquet et met le feu. Des petites flammèches colorées lèchent les lettres. Le disparu disparaît une nouvelle fois.

J’exulte :
Allez en paix, les morts ! Soyez bénis, soyez tout ce que vous voulez mais allez voir ailleurs ! Pour que je puisse enfin me reposer.
En fait, je n’osais pas vous le dire mais ALLEZ-VOUS FAIRE FOUTRE, LES MORTS !

 Assise devant mon autel, je suis secouée d’un rire d’outre-tombe
….satisfaite jusqu’à demain.

 
Je suis la loupe qui se fixe sur les détails.
Quoique j’écrive, j’écris toujours plus que ce que je voulais écrire au début.

 
Et à la Toussaint, tout se sait.



Version originale, novembre 2004.
Version blog 1, novembre 2012.