viernes, 28 de agosto de 2015

El cuaderno vietnamita.1.


 
 
El cuaderno vietnamita es un texto brut, una mujer sin maquillaje, una elección intrépida.
Aeropuerto El Dorado. 1ero de julio 2015.
Me gusta tu silueta, pájaro negro, brazos largos, piernas largas, tu piel fina como un papel de cigarrillo. Eres mi dandi de porcelana que me gustaría colocar sobre mi estantería de libros entre Duras y FitzGerald. Acariciarte con los ojos mientras teclearé para ti frases novedosas, atrevidas, saladas por mis lágrimas, que por fin se van a derramar por alivio.
Por fin, no verteré más agua de amargura, jugo de rabia, vino de terror, aromática de remordimiento.
“Nosotros hacemos el amor poéticamente “dijiste.
El Primero de julio comienza la edad de la Grandeza.
 
Quiero que seas mi Fu.
Éramos dos meteoritos por el universo y nuestras trayectorias se cruzaron, fechas y horas escritas sobre el Gran Pergamino. Ahora somos núcleos y vamos a atraer por la densidad de nuestro mercurio a infinitos satélites. Efervescencia, creación, fertilidad.
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En el avión.
“Nosotros hacemos el amor poéticamente “dijiste.
Soy atónita.
Las palabras retumban en mis oídos que se vuelven nave de iglesia. Le resonancia trabaja y hace vibrar mi cuerpo. Me hago templo para recibir frase de semejante amplitud, que tú pronuncias con la fluidez la más natural del mundo, entre dos idas y vueltas de tenedores. Puré de papas y albóndigas. Embellezcas tu almuerzo de unos “mmmmhh” dirigido hacia tu plato que me da gana de ser una verdura.
La tinta de mi lapicero se evapora. Me fui de viaje con un lapicero muerto, es una situación inaguantable.
De emergencia, camino hacia la cola del avión. Pido uno a la azafata.  Me saca el suyo del bolsillo  izquierdo de su uniforme,  con un gesto de soldado bien entrenado. Vertical en el centro del cuadro.
- Aquí tengo uno. Se lo presto pero depende por cuanto tiempo lo necesita.
- Para siempre….de viaje escribo en cada instante señora…
- Ahh entonces no se lo presto.
Frente a mi cara desconcertada,
-  ¿Cuál es su asiento?
-  35F (y tengo ganas de gritar F de Fabiana, F de Fuego, hijueputa, ¡dame un lapicero o me muero, o te mato! Pero no se necesita palabras para que me entienda)
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Envuelta en mi cobija pienso: me gustaría que seas mi Inmortal. Te tengo en la mente sin tenerte en la piel. Pura Espada. Puro aire. Puro querer.
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Más tarde, la señora me despierta, y con ojos de victoria, me regala un bolígrafo.
 
Orgullosamente, me lo tiende y me dice:
- Para siempre.
Le contesto con una sonrisa cómplice: Si, para siempre.
 
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Las ruedas del avión tocan el suelo de mi tierra natal.
 
Voy a sacar el hocico por la puerta para respirar el aire de mi infancia. Dos horas.
 
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Sala de espera. Aeropuerto Charles de Gaulle.
Puerta de embarque para Hanói.
Aprendí con él que todas las preguntas no se contestan. Existe también el silencio como repuesta.
- ¿Te desmayaste sobre la tecla “punto”?…..
-  Silencio.
- Voy a hacer diligencias.
 
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Un vietnamita me despertó, estaba dormida con el cuello torcido en la sala de espera, todos los pasajeros habían entrado en el avión. Me tocó el hombro.
-Madame, c’est maintenant.
 
Pensé: Primer contacto con Vietnam. Un buen augur. Si uno me cuida, todos me cuidarán.
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En el segundo avión.
Voy a aterrizar en los antípodas. No existe un punto más lejos de ti sobre la tierra. Dos puntos diametralmente opuestos sobre el globo pero la línea que los une pasa por su centro, un magma en fusión.
 
Apenas nos encontramos, nos separamos.
Dos trayectorias curiosas. El gran Pergamino levanto el velo y ahora nos ofrece el tiempo de descubrir el paisaje desde la ventana. Sin recorrerlo. Sin pisarlo. Sin asustar a sus animales salvajes. Solo escuchar, solo oler.
 
Entonces acercaré mi silla a la ventana para leer y levantaré los ojos de vez en cuando para admirar el panorama. Completitud.
Eres viril sin ser machista.
Escribo en la penumbra del avión. La gente está arropada con sus mantas, parecen crisálidas.
Sobrevuelo el mar Caspio.
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Desayuno. Ya pasamos Calcuta. Nos acercamos a Mandalay. Vamos a franquear la barrera noche/día. Pienso en ti. Il est vendredi, jeudi pour toi. 20 000 km nous séparent.
Je dis: Estaba sola sin sentirme sola, pero ahora ya sé que no estoy sola, es raro.
Tu dis: Siento lo mismo. ¡Cuidado! No te vuelvas adicta a mí porque estoy bastante nocivo. Créeme.
Doy una vuelta en mi manta de crisálida y me duermo. Sin tener miedo.
 
 
 

 

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