lunes, 31 de agosto de 2015

El cuaderno vietnamita.7.


 
Mai Chau. 8 juillet dans mon lit.
El hombre pelirrojo no era un turista. Lo había entendido inmediatamente a su manera de parquear su moto, de pedir comida, de cambiar sus zapatos por un par de chancletas para que se las limpiara mientras comía…

¿Cuál habían sido las primeras palabras entre nosotros? No me acuerdo.

El era irlandés, vivía en Hanói, hablaba viet. Yo era francesa, vivía en Bogotá, hablaba español. El paralelo era evidente, el encuentro fácil, las rondas de cervezas seguidas. Prendidos.

-         ¿Y a dónde vas a ir?

-         Ni idea, no me gusta leer las guías, me da indigestión.

-         Mis amigos tienen una agencia de viaje a dos cuadras ¡Vamos!

Cinco minutos después, en una tienda minúscula, frente a una botella de vodka y tres copas:

-Where do you want to go? preguntó la señorita.

- To a peacefull place for two days, one night….no, señorita, no quiero ver los folletos, solo quiero pagar…

Firmé y me entregó el papel carbón rosado.

-(Al irlandés) Puesto que me van a recoger a las 8 y que no necesito cerebro para encontrar mi camino mañana, sigamos tomando cervezas, ¿no?

Choque de puños.

Jouer aux dés le voyage. Ce qui est moche ne me déçoit pas puisque je n’ai pas dépensé d’énergie pour choisir, et ce qui est beau est un merveilleux cadeau surprise.

Así, descubrí Mai Chau.

También juego a seguir a la gente que va pasando por los senderos para no tener que escoger mi camino en los cruces.

Entregarse al destino: ¿una falta o una sobre dosis de coraje?

No hay comentarios:

Publicar un comentario