viernes, 4 de marzo de 2016

Sala de espera.1.


 
Ella pone su aromática en el microondas, dos minutos, y fija la cuenta atrás.
La pantalla indica un minuto veinte y seis.
Treinta y cuatro segundos han pasado.
¿Ya? o ¿Solamente?
Momentico de soledad cotidiano.
Son las 7:47.
Una larga lista de quehaceres. Sí, por supuesto, como siempre. Pero todo se complica.
A granel, sobre el sofá, los anuncios de apartamentos por visitar, las facturas por pagar, los formularios por diligenciar, las novelas por leer, las películas por ver.
Náuseas.
La loza por lavar, los armarios por ordenar.
Vértigos.
La manzanilla infunde más temprano de lo habitual.
Un cigarrillo más, un poco de tiempo a perder.
Dejar pasar.
Los pequeños imperativos se sustituyen a los grandes.
Sensación de eficacia.
Relleno del vacío y desagüe de los desbordamientos.
Poner las colillas a la basura. Ir a hacer chichi. Encender y apagar las luces. Mover una silla. Tender la sabana sobre la cama. Abrir y cerrar la ventana. Escuchar los mensajes de voz. Verificar su bolso para el día siguiente. Amontonar cosas. Recoger las medias tiradas por ahí, ponerlas en el canasto de la ropa sucia. Cambiar de disco.

Luego esperar. Esperar a que la manzanilla haga efecto. Volver al baño a hacer chichi. Colocar la taza en el lavaplatos. Cepillarse los dientes. Decidir finalmente acostarse. Ajustar el desespertador. Luego ajustar el segundo desespertador. Ponerse bálsamo sobre los labios. Ponerse bálsamo sobre el corazón, es más difícil. Golpear la almohada de izquierda para que sea más suave. Dejar la almohada de derecha libre por si acaso el Ausente se presentara.
Taparse los ojos con la máscara.
Apretar contra su pecho un oso rojo.
Acurrucarse contra la pared protección anti-monstruos.
Buenas noches.
Hasta mañana.
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Veinte minutos.
Botar las cobijas en el piso de una sola patada. Levantarse. Otra vez fumar un cigarrillo. Otra vez cepillarse los dientes. Y otra vez las manos. Otra vez averiguar los desespertadores. Otra vez acomodar las sábanas. Otra vez cerrar los ojos.
Otra vez hasta mañana.

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Ritual de una sala de espera en forma de apartamento. Paciencia.
Quizás por la mañana se hayan movido las montañas…
Quizás los ríos fluyan en sentido inverso…
Quizás las tórtolas sean azules y los poetas escuchados…

Quizás llueva sapos-príncipes
Un milagro. De la vida, ella espera siempre un milagro.

Por el amor de las niñas princesas, por favor, dígale que sí. Dígale que todos sus deseos se van a cumplir. Por favor, dígale.

Súplica de pequeña noche, buena noche... Son las 9:03.


Versión original, 18 de enero de 2006.
Versión blog 1, 26 de septiembre de 2012.
Versión  blog 2, 3 de marzo de 2016.

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