miércoles, 16 de marzo de 2016

Sala de espera.2.


 
Pasar la mitad de su vida a prepararse.

Plancharse el pelo. Depilarse las chuletas. Desodorizarse las axilas. Empolvarse la nariz. Maquillarse los ojos. Perfumarse a la derecha y a la izquierda. Chupar una menta para el aliento. Ponerse tenis para hacer creer que nos vestimos en dos minutos. Adoptar una actitud cool mientras temblamos mirando el reloj. Un vistazo rápido en el espejo. Reajustar su tanga. ¿Se notan las marcas? La menstruación, ¿cuándo es? Contar los días en el calendario. Es para pronto. El pantalón blanco, quizás no es una buena idea. Pero no hay tiempo para cambiarse. Elegir la mejor pinta en el armario, la coordinación de tono sobre tono, es demasiado complicado... Entonces fumar un cigarrillo para ocuparse las manos. Y la boca.

Pasar la otra mitad de su vida a esperar.

Sentarse en el sofá sin moverse por temor de hacer huir la suerte o de hacer correr la pestañina. Acechar la estimulación…dring…saborear la secreción de epinefrina. Saltar fuera de la caja como un diablo de resorte. Agarrar la chaqueta, el bolso. Llaves en la cerradura. Escalera. Corazón que late. Sentirse viva. Puerta de carro que cierra de golpe.



Tres cuadras después.
Mala noticia. Mientras está manejando, él le explica que la acompañará a la reunión, pero después, tendrá mejor cosa que hacer, es decir, que tendrá mejor otra que follar. El timbrazo con apariencia de trompetas de Fama que ella esperó toda la noche suena ahora como una campana de muerte estremeciendo en pleno invierno.
El castillo de naipes se derrumba. La amargura viene a pasos agigantados. Hijueputa. ¿Qué está haciendo aquí? Acaba de ser depuesta de sus funciones de plan A. El capitalismo salvaje regula el libre cambio del comercio amoroso. Quisiera gritar pero su dignidad, incluso una vez hecho pedazos, no se lo permite.

En la sala, entre los pseudo-amigos, miramos las fotos de la última caminata. La gente bromea a su alrededor. Copa en la mano, ella sonríe por deber de sincronía. El buen humor del grupo se mezcla con su propio resentimiento y le da una indigestión. Como si se hubiera tragado un gran plato de mejillones a la marinera regados con zumo de naranja.

-¿Me prestan los baños, por favor, gracias? (1)

Sentada sobre el inodoro, ella llama las amigas. Encontrar un plan de emergencia.

-Hola, sí, ¿dónde están? No se muevan, nos vemos en media hora.

Despedirse de todas esas personas que estorban.

-Chao, chao, chao, genial, fue genial, sí, claro que sí, muchas gracias, nos vemos la otra semana, fantástico, hasta luego, chao. (1)

Y luego, en el hall, un hombre se acerca y lanza una frase inesperada, una frase en forma de salvavidas.
-¿Vamos a comer algo en el centro?
-¡Si, yo quiero todo lo que tú quieres! Me presentaré siempre como un artículo de consumo para que no tengas acceso a lo que soy.
-No te preocupes. No serás nada más que un número en la memoria de mi teléfono.
Volver a llamar a las amigas lo más pronto posible para abandonarlas mejor.
Al amanecer, sabanas arrugadas, todo esto terminará mal. Macho. (2)

…………………………………………………………………………………………..
Mujeres intercambiables. Hombres intercambiables. Superpoblación de yo y de tu. Desertificación afectiva. Erosión de los sentimientos.

Colmar sus propias deficiencias con las deficiencias ajenas.
Llenar el vacío con vacío.
Una bonita serie de batacazos en perspectiva.



¡SILENCIO!
El silencio no trae nada.
¿Usted está seguro?

 
(1) en español en el texto en francés.
(2) mal y macho son homófonos en francés.
 

Versión original, 21 de enero de 2006.
Versión blog 1, 26 de septiembre de 2012.
Versión blog 2, 5 de marzo de 2016.

 

 

 

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